"Aquí perdiste, modernidad. Aquí fallaste, espíritu clasista. Aquí no entras, conciencia de culpa cívica. En materia de futbol las clases se borran y no da vergüenza, al contrario, ser abiertamente nacionalista. La blasfemia que era rito de expiación deviene vanagloria indispensable. El miércoles 11 de junio México le ganó a Iraq 1 a 0, y lo más agresivo de este nacionalismo alcanzó el clímax en torno a la columna de la Independencia, y habló a través del vandalismo, de la mutilación de estatuas, del ataque a los bomberos que rescataban falsos niños héroes, de los saltos al vacío de chovinistas inconscientes (y que así quedaban), de los sarapes y bigotes que adornaban y desolemnizaban a las estatuas del Paseo de la Reforma, de la manta ansiosamente obscena : “México es la verga”. Allí se estableció la Nación del Reventón, cuya única regla es el libre juego para el gozo, y cuya única exigencia es la impunidad. Cinco días y muchos artículos reflexivos después no han infundido serenidad en la rijosa alma colectiva. El nuevo nacionalismo se despliega bajo una sola condición: es intransferible, no se repetirá a beneficio de la política, es sólo válido en ocasión de victorias en una Copa Mundial, nació para desaparecer de inmediato y su consecuencia más temible será la negativa a entenderlo".
C.M.
cosas para matar el tiempo
martes, junio 29, 2010
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